Zoya Manaenko es una mujer que se dedica a castrar químicamente a los pederastas de una prisión de Kazajistán.
La mujer dice que este correctivo «debería hacerse en todo el mundo».La mujer dijo en entrevistas a medios internacionales que su trabajo era uno en particular: aplicar inyecciones a las personas que le hicieran daño a los niños.»Creo que está es la decisión correcta. Merecen aprender su lección», dijo en aquel entonces.
De acuerdo con el medio ‘Daily Star’, la práctica consiste en una inyección intramuscular ordinaria en los glúteos.»La sustancia que se inyecta es oleaginosa y se hace de forma lenta, lleva tiempo», dijo Manaenko.
Este método lo hace cada 12 días. Además, cree que es una medida justa para aquellos que cometen crímenes terribles con los niños.
«Todo el mundo habría de aprender y hacer saber a los culpables a qué castigo se enfrentan», aseguró.La mujer está de acuerdo que las leyes del país respalden este tipo de acciones.
También, a pesar de su edad, es un trabajo que, según ella, ayuda a mejorar las cosas y nunca ha pensado en retirarse.Manaenko opinó que si los criminales supieran lo que les van a hacer una vez detenidos cambiarían su comportamiento.
Aunque ella es cuestionada, compartió que es su trabajo y la decisión es tomada por un tribunal. «Los convictos vienen aquí por la decisión de un tribunal. No hay ninguna emoción en mí», expresó.
De acuerdo con la revista Universidad del Bosque, «la castración química es un procedimiento médico reversible y temporal, que utiliza sustancias hormonales como el acetato de medroxiprogesterona, cuyo efecto antiandrogénico disminuye los niveles de testosterona, inhibe la libido y, así, controla los impulsos sexuales».